viernes, 20 de julio de 2012

La dimensión de Venturi

La vida en Venturi no es fácil: nunca nada es lo mismo. Todo puede ser y no ser a la vez, numerosas líneas temporales se desenvuelven simultáneamente. Uno nunca puede llegar a acostumbrarse a un estilo de vida ya que Venturi es como un niño caprichoso con un juguete, que hace y deshace realidades a su placer. Esos juguetes somos nosotros, los partícipes involuntarios de su retorcido juego. Yo, Frank, tengo tatuado el número 2198 en mi antebrazo. Así es... somos muchos los atrapados en Venturi. Y son muchas las vidas que llevamos aquí, muchas las tareas que desempeñamos, muchas las tragedias que sufrimos, muchas las alegrías que disfrutamos...

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